viernes, 1 de febrero de 2013

Django desencadenado


Si no has visto la película y no quieres que te destripen el final, no leas esta crítica.
Si eres un firme seguidor de Tarantino, tampoco la leas.
Avisados quedáis. Empezamos.

Para que nadie se lleve a engaños, he de reconocer que tengo una especial tirria al tio Quentin. No lo puedo evitar. Tarantino es un hijo de puta sin remordimientos, capaz de rodar grandísimas películas pero que pasa olímpicamente de hacerlas. ¿Y por qué? Porque vosotros no le dais caña. Tarantino es el niño del colegio listo que se puede permitir el lujo de sobar en las clases. Pero vosotros en lugar de pedirle que se esfuerce al máximo preferís arrodillaros ante él y deslizarle la bragueta lentamente...
Como ya dije en la crítica de Death Proof, Tarantino es el director favorito de los que no tienen ni puta idea de cine. Un director que agrada a los cinéfilos más enfermizos pero que también genera conversaciones del tipo:
-"Buah! ayer vi A todo gas 5, está to guapa... Pero donde esté la de Pulp Fiction del Tarantino..."
-"Ya ves tronco, la habré visto diez veces o más... pero la de a to gas flipas, no?"
-"Pero flipas, sale el Vin Diesel ese que está to fuerte"
-"Buah seguro que se mete wistron"
Idolatrado por propios y extraños se permite el lujo de ir a medio gas. Es como Usain Bolt; va a reventarlo pero de repente dice: "Mejor me hago los últimos metros andando..."

Django desencadenado lo peta durante las primeras dos horas. De verdad, es una película genial. Buen guión, actuaciones de lujo, música, ritmo... Lo tiene todo. Pero llega un momento que a Tarantino se le bloquea el cerebro.

Para que os hagáis una idea de qué va el rollo. Django y el doctor alemán Christoph Waltz se marcan un peliculón. Se reunen con DiCaprio y ya te haces pajas con los tres. Se mueren DiCaprio y Waltz y a Tarantino se le cae parte de la masa encefálica por la oreja.
Entonces decide darle el toque de la casa. El sello Tarantino. Que es básicamente destrozar la película. Volvemos a la gracieta de sangre a borbotones, disparos y bum bum mil muertos. Django se convierte en una especie de Rambo con sed de venganza que en cuestión de minutos eleva el nivel del mar unos centímetros debido a la cantidad de sangre que es capaz de generar a base de tiros.
Vosotros que criticáis las películas de Steven Seagal: sed realistas y observad que esta es la misma patochada. Incluida gilipollez final de ponerse las gafas de sol para ver como explota la casa y después me marco un baile de la victoria sobre mi caballo.
A ver, me pongo serio. Quitaros la venda de los ojos y el pene de Tarantino de la boca. ¿Por qué hace esta puta mierda al final? Esto está muy bien que lo haga en 1992, rodando polleces como Reservoir Dogs. Pero veinte años después, ¿por qué sigues?
Yo, a diferencia de mucha gente, empecé a tener en cuenta a Tarantino a partir de "Malditos Bastardos". Esa fue su primera película con un guión de verdad. Y aquí, continúa con esa dinámica. Poco a poco. Yo confío en él. A ver si en un futuro se digna a rodar una película seria de principio a fin. Perderá millones de onanistas fans, pero se ganará un puesto privilegiado entre los mejores de la historia del cine. Oh!

Lo mejor: La innata habilidad que tengo para hacer amigos.
Lo peor: Me duele más a mí que a ti, fan de Tarantino...
Conclusión: Peter Jackson supo dar un paso adelante y pasar de "Tu madre se ha comido a mi perro" a "El señor de los anillos".