martes, 2 de septiembre de 2014

Under the skin


He de reconocer que fui a tiro hecho. Antes de sentarme a ver la impasible cara de Scarlett Johansson durante 108 minutos, me leí un par de críticas y sinopsis. Gracias a mi hábil adelanto al devenir del futuro, pude hacer frente al desnudo de la protagonista sin demasiados sobresaltos y, lo que es más importante, pude seguir el desconcertante guión de la mejor manera posible.

Parece ser que Scarlett es una viajera del espacio. Una extraterrestre que viste ropajes de puta muerta (no es una forma de hablar). Scarlett también tiene un jefe. Una especie de "chulo" que la manda a hacer maldades por él. Este colega está representado por el estereotipo de la dureza. Un motorista taciturno que va siempre vestido con el mono de motorista y echa miradas de reojo.

¿Y a qué debemos la visita de Scarlett a nuestro querido planeta? A ligar y matar.
Nuestra sosa protagonista, cual pervertida, se dedica a patrullar las calles en una furgoneta en busca de hombres a los que camelar. Obviamente, Scarlett y su folloneta son reclamo más que suficiente para que solitarios hombres con graves problemas de dicción caigan en la trampa.
Así es como nuestra rubia intergaláctica teñida de moreno engaña a sus confiadas víctimas y, de una forma muy poética, acaba con sus miserable existencia.
¿Con qué motivo Scarlett embauca hombres para luego matarlos? Eso ya hay que preguntárselo a su jefe, el motorista taciturno.

Pero tras unas cuentas incursiones furgonetiles, llegamos al loquísimo giro de guión. En una de sus cacerías nocturnas, Escarlata se encuentra con un hombre con una deformidad física. En ese momento la implacable asesina venida de las estrellas ¡siente piedad! Oh, los sentimientos y emociones humanas... su negro corazón comienza a latir.
Es aquí cuando decide abandonar el camino de la masacre humana y acercarse al complejo entramado emocional de los humanos. Grave error. Lo que no sabe es que a los humanos nos das la mano y te cogemos el brazo.

No hace falta decir que las poderosas garras de la maldad humana consigue convencer a nuestra vecina intergaláctica que este no es sitio para una pobre y desvalida sosainas. Para los que sois más despistados, esta es la parte de pensar de la película. Ya sabéis, el bien, el mal... esas cosas. Al final, ¿quién es la víctima? Tachán. Piensa. Fin.

Lo mejor: No me creo que un ser venido desde años luz de distancia tenga que recurrir al sucio truco de la furgoneta y los caramelos para secuestrar gente. Grande, señor guionista.
Lo peor: El penoso momento en que mata a un surfista de una pedrada (sí, de una pedrada, volvemos al tema de "ser venido del espacio al que se le presumen medios tecnológicos") y su posterior arrastre por la playa quita bastante temeridad al personaje de Scarlett.
Conclusión: A pesar de los consejos de mis padres, yo me hubiese subido a la furgoneta.