jueves, 26 de abril de 2012

Somewhere


Hay un género cinematográfico que yo lo denomino "que no pasa nada".
Hay muchas películas donde, aparentemente, "no pasa nada".  No hay una estructura básica de inicio-desarrollo-desenlace. Se nos presenta la vida más o menos cotidiana de unos personajes durante cierto periodo de tiempo. Un género más que digno y difícil que nos ha dado grandes películas tan dispares como "Amarcord", "Un tipo serio" o el precedente "Lost in Translation".
Pues bien, ahora que me he hecho el listo, decir que "Somewhere" pertenece a este género.
O lo intenta.
La película habla de Johnny, una estrella de Hollywood. Famoso, rico, guapo, con un Ferrari, con barcos y con putas pero con un enorme vacío existencial. Fin. No es mal argumento. Es más, parece ser que Sofia Coppola sólo sabe hacer películas así, por lo que en principio debería estar bien llevada. Pero no.

En principio no empieza mal. Hay momentos en los que sientes la soledad del protagonista. Su desidia y la sensación de llevar una vida vacía. Pero la colega Sofia no engaña a nadie. Desde la primera toma vemos que va claramente a alargar la película. Y es que en Somewhere realmente "no pasa nada".
Aquí está el problema. Es una película forzada. No tenemos nada que contar y nos empeñamos en hablar.
Todos (y cuando digo todos me refiero a todos) los planos están excesivamente alargados. Que no me vengan con que es una película pausada. Es una película llena de paja. Cada plano es más innecesario y está más bochornosamente estirado que el anterior. Hace mucho tiempo que no veo algo tan patético.

Realmente el vacío existencial del protagonista nos la suda. Muchas veces porque no existe tal vacío. Así que tras empatizar con la desidia del protagonista por medio de nuestro propio aburrimiento, entra en escena la hija, Elle Fanning. A partir de aquí el interés de la película decae hasta cotas irrisorias. La hija llena inmediatamente gran parte del vacío del protagonista, por lo tanto ya no hay nada más que contar. La hija es feliz, Johnny se siente más a gusto consigo mismo. ¿De qué va ahora la película? Entramos en una insufrible hora de payasadas padre-hija. Juegan a la consola, se bañan en la piscina, se toman un refresco, comen helado... Todo esto sin cambiar el ritmo cansino, a pesar de que la película haya dado un giro de 180º. ¿Por qué? Porque no tenemos nada que contar.

Así llegamos al final. La hija se va a un campamento de verano o algo así y Johnny vuelve a caer en su abatimiento. Entonces, la gran Sofia Coppola nos mete unos minutos más de paja y nos deleita con uno de los finales más estúpidos y flojos de los últimos años.

Así que tras hora y media apurada, no hemos visto nada. Hemos llegado a Nowhere (soy un mago de los juegos de palabras, lo sé). Pero lo peor es que a la gente pedante le mola esto. ¿Por qué? Porque Sofia Coppola es guay. Ella es modern, indie, sensible, metafórica y sutil.
Elle Fanning se lleva. Chris Pontius (de Jackass) es guay. Aparición estelar de Benicio del Toro. Ponemos música de los Strokes y de Phoenix. Hago lo que quiero y ruedo lo que quiero porque soy muy intimista. ¿Que no tengo nada que decir? Da igual, ya sacarán algo los que vean la película. ¿Que no te gusta mi película? Me importa una mierda porque tú no molas.

Lo mejor: Ahora cualquier película me parece trepidante.
Lo peor: La necesidad que tiene la gente de hacerse escuchar.
Conclusión: Padre e hija son unos paquetes y juegan al Guitar Hero en nivel fácil.

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