miércoles, 15 de noviembre de 2017

Blade Runner 2049


Vamos a ser serios, Blade Runner, la original, es espesita. Cualquier persona con criterio que se plante delante de la pantalla sentirá un leve escozor de tedio a los escasos primeros cinco minutos de la película. Ya ahí depende del bagaje de cada uno de apreciar sus cualidades (que las tiene, y muchas) o dejarse llevar por la somnolencia. Pero se le perdona, ¿verdad? Hay que respetar a los mayores y tener en cuenta que se rodó hace más de 35 años. Además, siempre he sido muy fan del "futuro ochentero"de coches voladores y americanas con hombreras.

Hablemos ahora de Blade Runner 2049. Para empezar, qué ganas de pillarse los dedos. Y es que el año 2049 está a la vuelta de la esquina; coches voladores, implantación de recuerdos, software con sentimientos, replicantes, mundo semi apocalíptico... De verdad, no hubiese costado nada llamarla Blade Runner 3049 y vas con margen. Ya bastante estamos sufriendo para igualar el futurista 2015 de patinetes voladores y zapatillas que se atan solas los cordones que planteaba Regreso al Futuro 2. No nos metáis tanta presión que se nos echan encima los años.
Voy a hacer mi propia porra para ese año. Vaticino todavía mayoría de coches de gasolina sobre los eléctricos, pantalones de campana (esto es cíclico), Google glasses o similar y Fifa 2049.

Ryan Gosling es un replicante. Esto se sabe desde el principio. Primero por su ya de sobra conocida escasa expresividad y segundo porque le mete una mano de hostias al mismísimo David Batista en el minuto uno. 
Como he dicho, Ryan Gosling es un replicante que "retira" (ajusticia) replicantes antiguos. Es como las actualizaciones de Apple, no hay piedad con los terminales antiguos. Hasta que un buen día le da por creerse el centro del Universo. Piensa que es el primer replicante de la Historia nacido de forma natural a partir de otro replicante. Es tal la película que se monta que va a visitar a Harrison Ford, aunque realmente, la razón de su visita no es otra que la de dar una excusa para sacarle en pantalla y que la película tenga más tirón. 
Entre los dos, consiguen hacer bulto durante casi 3 horas de película y finalmente descubrir quién es en realidad la auténtica primogénita replicante: Una mujer burbuja que solo puede tener contacto con otras personas a través de un cristal. Auge y declive del imperio replicante en una tarde.

Y pensaréis, ¿da para tanto esta película? Sí. El director Dennis Villeneuve es capaz de llenar de humo todas las escenas y sacar adelante horas de película con tan sólo cuatro actores. Hipnotizando con bellos paisajes y sobrecogedores ambientes generados por ordenador, es el plus principal con el que cuenta esta película con respecto a la original de 1982. Es más, está tan vacía, que el malo (sí, es una película con malo), a pesar de ser el dueño del mundo y fundador del mayor emporio de la historia, sólo tiene una empleada. Solitaria empleada que persigue a nuestros protagonistas hasta que muere. Ya entonces acaban las hostilidades y el malo malísimo desiste.

Lo mejor: Hay tanta niebla argumental y ambiental, tantos vacíos y deja tantas lagunas finales que es admirable ver cómo éste director saca adelante (y con críticas favorables) sus últimas películas.
Lo peor: Películas de casi 3 horas, capítulos de series de casi 1 hora... Ya está bien, dejadnos vivir.
Conclusión: Volviendo al tema de los pantalones de campana que he comentado antes. Hace poco vi a una chica llevando unos campana. Pero con estilo, una moderna, no la típica persona que ha vivido de espaldas a las modas y lleva pantalones campana porque son los mismos que llevaba en 2005.
En ese mismo instante me di cuenta: Están volviendo. 


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