lunes, 19 de agosto de 2013

Amanecer. Parte 1



Por cuarta vez, vuelvo a ser espectador de la trepidante vida de Bella "Cero a la izquierda" Swan.

Hagamos primero un repaso de lo que ha sido la vida ejemplar de esta mujer:
En la primera película de la saga, Bella tiene como único objetivo el de encontrar un hombre que la lleve en brazos y le abra la puerta del coche, aunque para ello tenga que dejar de lado tanto amigos como familia. En la segunda, tras ser despechada, Bella se dedica a dejar escapar su vida encerrada en su habitación entre lloros y gemidos. En la tercera, deambula impasible ante un mundo que gira a su alrededor. Obviamente a estas alturas, nuestra protagonista ya ni va al instituto ni tiene ningún otro interés más allá del de estar colgada de su pálido novio.

En esta cuarta entrega, con la mayoría de edad recién cumplida, se casa. Como todos sabemos, es lo máximo a lo que una mujer puede aspirar en la vida. Pero aún le queda una tarea más, quedarse embarazada. Así, alcanzado el cénit del ciclo vital de una mujer, la vida de Bella está, con dieciocho años, completa.
Aún queda espacio en la película para temas como llegar virgen al matrimonio (ojo que Edward tiene cien años. Récord), no al preservativo y no al aborto. Usar preservativo no, que es pecado; pero lo de quedarte embarazada de un endemoniado y traer al mundo a un monstruo... eso no pasa nada.

Al final todo sale bien. Nace el hijo de Bella y Edward, un precioso bebé hecho a ordenador. Bella casi no supera el parto, pero, tras un día muerta, resucita como Lázaro reconvertida en vampiro. Así podrá pasarse el resto de su inmortal existencia barriendo y fregando la casa de su marido Edward.

Ya sabéis, mujeres del mundo. Como ya he dicho en alguna ocasión, parece ser que solo tenéis dos caminos en la vida. El del zorreo a lo MTV, o el camino recto y responsable de Bella. 

Lo mejor: Queda al descubierto la homosexualidad de Edward. 
Lo peor: Atención al cartel. Bella y Edward parecen dos profesionales del baile latino.
Conclusión: Aquí Jacob, el hombre lobo, pinta poco. Para contrarestar su poco peso en esta cuarta película, los productores deciden que desde que empieza la película, hasta que se quita la camiseta, no pasen más que 25 segundos. Cronometrados.

2 comentarios:

  1. Buenas, Casper, Marcos.

    A vosotros que os mola el cine, quizás os interese mi visión de cómo es la historia de El Rey León vista desde el punto de vista de las hienas.

    http://capayespadablog.blogspot.com.es/2013/08/el-circulo-de-la-muerte-parte-ii.html

    Abrazzers.

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  2. Da gusto leer un blog de alguien con criterio... y lo más importante, de alguien capaz de hilar frases con sentido. Muy pro Carlos

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