jueves, 26 de febrero de 2015

Corazones de acero



Principios de 1945. Alemania, Segunda Guerra Mundial. El contingente americano intenta tomar posesión de puntos estratégicos en las zonas rurales próximas a Berlín. La guerra llega a un punto decisivo. Cada paso al frente cuenta como una victoria. El ejército nazi se defiende sacando todo lo que le queda. Lucharán hasta la muerte oponiendo una resistencia jamás antes vista. Alemania cuenta con el factor territorial. Estados Unidos cuenta con Brad Pitt.

La propia película augura bastantes penurias desde el minuto uno. Nada más empezar, un texto sobreimpreso en pantalla viene a decirnos que "los tanques nazis son, tanto en tecnología, blindaje y número, muy superiores a los de los americanos".
Con este panorama aparecen nuestros protagonistas. Una columna de cuatro o cinco tanques renqueantes por los que nadie apuesta ni un penique. Lo que ningún alemán sabe es que dentro de uno de esos tanques viaja Brad junto con sus cuatro camaradas.

Así, ante todas las adversidades, Brad Pitt, su polla, sus operarios y el resto de la avanzadilla de carruajes de cartón se lanzan a la gloria. Afortunadamente para los intereses yankees, se encuentran con una estrategia de combate nazi bastante rácana. Parece ser que Hitler tiene miedo a que se le manchen los tanques y por eso decide sacarlos con cuentagotas. Así, guardaditos bajo techo, de poco te vale tener los mejores tanques de la época.
Tal es la gañanería , que en toda la película sólo vemos un tanque alemán. ¿En serio? ¿Esta es la guerra tecnológica? Aún así, ya estábamos avisados, el tanque nazi arrasa. Él solito se basta y se sobra para destruir todos los tanques americanos. Todos menos uno...

Así comienza la aventura en solitario del tanquecito de Brad. La chatarra humeante y sus tripulantes se lanzan a la conquista de Alemania por su cuenta. Para ello es imprescindible llegar primero que los alemanes a una intersección de caminos. Al parecer una granja cochambrosa en medio de una llanura embarrada es la clave de la guerra. Épicamente, pisan a fondo dispuestos a ser los primeros en tomar la bandera. El problema es que, con el reloj en la mano, es más probable que llegue antes Brad empujando una catapulta que subido en su tanque. Así es que, de tanto apretarle las tuercas, nada mas tomar posesión del punto estratégico, se les gripa el tanque.

Dramatismo máximo. Se acerca la batalla final. El tanque inmovilizado se prepara para aguantar estoicamente ante la inminente llegada del contingente de Adolf. De nuevo, la fortuna sonríe a los americanos. En pleno inicio de la guerra tecnológica, el ejército alemán va a pie. Obviamente no les acompaña ningún tanque. Incluso me parece apreciar que alguno de los soldados van con las manos en los bolsillos. También es importante señalar que ninguno pertenece a la élite militar. Gracias a todo esta acumulación de despropósitos germanos, el tanque inmovilizado se infla a matar. Es bastante lamentable ver cómo cientos (¿miles tal vez?) de soldados alemanes corren en círculo y mueren alrededor de un tanque que escupe balas a un ritmo frenético. Llega un momento que se hace hasta montañita de cadáveres en torno al tanque.

Finalmente resulta que hay más alemanes que balas americanas. Por lo visto han utilizado la técnica de Muhammed Ali. La de dejarse inflar hasta que se canse el enemigo. Una especie de asedio al castillo pero con una tasa de bajas/muertes vergonzosa. Así, cuando quieren derrotar al tanque, quedan dos alemanes y uno que pasaba por allí. Insuficientes para controlar el punto estratégico ante la futura llegada de refuerzos americanos.

Pésima estrategia e irregular gestión de recursos hacen que Adolf pierda la guerra con todas las de la ley. Brad Pitt muere (eso lo sabíamos todos), pero muere con toda la dignidad. Cumpliendo sus objetivos y llevándose por delante a unos tres mil enemigos. Tirando por bajo.

Lo mejor: Se quedarán sin munición, pero cigarros no les faltan.
Lo peor: Yo nunca he estado en una guerra, pero no me consta que las balas dejen una estela de colores en plan rayo láser.
Conclusión: Estoy empezando a preocuparme por la falta de criterio de Hollywood ante el tema de la II Guerra Mundial. Viendo el trato dado por USA al tema, cada vez es más difícil entender cómo el ejército alemán era capaz siquiera de ponerse los pantalones. Un poquito de seriedad y rigor histórico por favor.

2 comentarios:

  1. Parece que siempre te digo lo mismo, pero ésta SÍ que es la mejor crítica que has escrito en tu perra vida. Buenísima, de verdad. Me hace gracia que en la película, cuando se ve al contingente alemán dirigiéndose al cruce, van con un montón de Panzerfausts. Con éso se hubieran cepillado al tanque en, no sé, veinte segundos máximo.

    Sólo una pega, las balas de colores in the night. Existen, y desde hace mucho. Se llaman balas trazadoras, y sirven para saber en qué dirección disparas si lo haces a oscuras. Suelen ser una cada diez o algo así.

    Salvo eso, chapeu. Ole.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tu es que me miras con buenos ojos.
      Pues mira, nunca te acostarás sin saber algo nuevo. Realmente lo de las balas láser era un tema que me produjo bastante desconcierto...
      Muchas gracias Dr. NT!

      Eliminar